El día de muertos es una de las festividades más esperadas por todos los mexicanos y una de las más llamativas para los extranjeros por su riqueza y diversidad cultural.
La celebridad es una mezcla de tradiciones prehispánicas y europeas cuyo fin principal es recordar con respeto a los seres queridos que como tradicionalmente se dice en nuestro país “se nos adelantaron”.
El origen prehispánico según investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México, la UNAM se centra en Mesoamérica en donde se colocaban ofrendas dedicadas a dioses como: Tláloc, Quetzalcóatl, Huitzilopochtli, Mictlantecuhtli o Tezcatlipoca.
Los rituales se hacían a lo largo del año principalmente con dos finalidades: la primera para guiar a sus difuntos al otro mundo; la segunda para solicitar a los ancestros ayuda para el inicio y fin de las cosechas. El cempasúchil es uno de los elementos que no pueden faltar en las ofrendas ya que se cree que sirven de guía para las almas.
Las fechas en las que se realizan coinciden con las festividades católicas: el dos de febrero, día de la Candelaria en la que se conmemora la purificación de la virgen María, 40 días después del nacimiento del niño Dios y el dos de noviembre, el día de los fieles difuntos.
Tras la llegada de los conquistadores europeos al país, las festividades prehispánicas fueron relegadas y modificadas.
En excavaciones realizadas por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM se han encontrado dentro de las tumbas de los nobles: piedras preciosas, artefactos, sirvientes y xoloescuintles, los cuales en la creencia mexica y nahua, eran considerados guías espirituales para ayudar a cruzar el difunto por el río Apanohualcalhuia, el límite entre el mundo de los vivos y el Mictlán, el mundo los muertos o inframundo.
Según investigaciones de Fray Bernardino de Sahagún, el viaje por el Mictlán tenía una duración de cuatro años.
En la creencia mexica el difunto tiene que recorrer nueve niveles en los cuales deben superar diferentes pruebas, los que no logran superarlas, se quedan vagando, mientras que las que lo logran llegan purificados ante Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, el dios y la diosa del inframundo.
En la cultura nahua, el inframundo está compuesto por cinco niveles los cuales también sirven para preparar a las almas. De esta manera las ofrendas realizadas por ambas culturas tienen estas diferencias: la ofrenda mexica debe contener simbólicamente los nueve niveles a través de escalones.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia, el INAH señala que los altares y ofrendas vistosas se realizan en nuestro país desde hace más de 3mil 300 años; alrededor de 1325 antes de Cristo en sitios como Teotihuacán, el Templo Mayor de Tenochtitlán por mencionar algunos. Estos altares se llamaban “Tzompantlis” que significa “hilera de cráneos”, los cuales eran cráneos de guerreros vencidos en honor a sus dioses: Tláloc y Quetzalcóatl
Según el INAH, los teotihuacanos envolvían a sus muertos para después enterrarlos. Al momento de sellar la tumba empezaba el ritual para guiarlos hasta el Mictlán
En el Estado de México actualmente sobreviven cinco etnias: la nahua, la otomí, la mazahua, tlahuica y matlazinca, por supuesto cada una intenta mantener viva su herencia prehispánica.
Cada una de las etnias tiene variantes en cuanto a las fechas, para algunas de ellas las celebraciones de día de muertos inician desde el 28 de octubre, pero todas culminan el dos de noviembre.
Las ofrendas que actualmente predominan en los hogares mexicanos y mexiquenses son conocidas como “mestizas” ya que incluyen elementos traídos por los europeos, tales como imágenes religiosas católicas, dulces de alfeñique, alimentos y bebidas diversas, así como las famosas “calaveritas” figuras de cráneos, esqueletos, calabazas de azúcar, chocolate, bombón, entre otros, las cuales fueron intercambiados por los tzompantils Teotihuacanos, al ser considerados por los conquistadores como satánicos,
La mezcla de tradiciones no ha parado ahí, actualmente también se ha combinado la tradición estadounidense de Halloween, de tal manera que en los altares también aparecen figuras como momias, brujas, monstruos, entre otras.
Sin duda el Día de Muertos en México, es una tradición que está más viva que nunca.
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